Veo con asombro y preocupación el paso de un mundo liderado por una superpotencia, Estados Unidos, a la bipolaridad que se nos plantea por el binomio USA-China. Si antaño el mundo se dividió en dos bloques, uno pro americano y otro soviético, ahora el peso del gigante asiático se refleja en su liderazgo internacional.
Claro que el despegue del dragón no supone la amenaza de una escalada bélica en la escena internacional, o no debiera. El enfrentamiento con el bloque soviético y la consiguiente guerra fría supuso años de terror y amenazas entre dos potencias que dominaban el mundo.
Ahora, China representa un contrapeso de poder frente a EEUU, pero Washington ha enfocado sus relaciones con Pekín de un modo mucho más maduro e inteligente: llevar a China a la primera línea mundial sin buscar el enfrentamiento, como aliado. Y los chinos están encantados, pues son sabedores de sus capacidades. Americanos y asiáticos se disponen a repartirse el mundo, en términos económicos. EEUU es el mayor deudor del planeta, China el banquero global. Pekín dispone de reservas de dólares que podrían hundir el sistema monetario del país norteamericano.
El caso es que el paso de esa bipolaridad, el llamado G-2, se ha dado sin que la Unión Europea haya dado un golpe sobre la mesa y se haya manifestado diciendo –aquí estamos los europeos-. El tratado de Lisboa pretende recuperar parte del potencial del viejo continente en el mundo. A Europa le corresponde un puesto de privilegio en el panorama global, por historia, por peso económico, por población, pero también por herencia, por haber sido el continente en el que se han desarollado los hechos históricos más relevantes y que han marcado con más determinación el devenir de los seres humanos.
Gracias al pacto que los 27 suscribieron en la capital lusa, la defensa europea parece que va a camnio de convertirse en una realidad. Ahora tenemos más presencia internacional. ¿quién iba a decir hace 10 años que la UE iba a tener varias fragatas desplegadas en el Índico? Di que tampoco ha servido de mucho a los tripulantes del Alakrana. Pero no nos engañemos, las distensiones internas y las envidias forjadas con nuestros vecinos a lo largo de siglos de guerras y enfrentamientos hace que los europeos seamos recelosos por perder nuestra cuota de decisión en ámbitos tan destacados como la defensa común o los votos en organismos internacionales. Países como Bélgica tienen más peso en el FMI que China o Brasil. Algo no va bien en este mundo global. Las tradicionales 4 potencias europeas, Alemania, Francia, Reino Unido, y en menos medida Italia, mantienen un poder exagerado para el peso que tienen sus respectivos países en el plano mundial.
Una UE más unida y fuerte conllevaría un incremento de la presencia de los europeos en las decisiones importantes del planeta. Para ello habría que dejar a un lado viejas tensiones y los soberanos gobiernos de las pequeñas naciones europeas deberían ser capaces de renunciar a sus vetos en pro de una unidad de Europa. En el mundo, cada país europeo por separado, tiene una presencia mucho más destacada de lo que la Unión Europea goza en su conjunto, y eso, al fin y al cabo, es un problema de los propios europeos que no sabemos, no queremos o no demostramos querer formar parte de una unidad supranacional que nos podría reportar muchas más ventajas que desventajas en t´rminos generales.
Estoy completamente de acuerdo y el caso está en a quién vayan a elegir para presidir la UE tras firmarse el Tratado de Lisboa. Blair, Balkenenede, Juncker??? Si queremos un UE fuerte necesitamos a un líder sólido que no esté manipulado por los líderes de las potencia europeas. De todas maneras estoy viendo que somos nosotros los españoles, los que más queremos una Europa unida cuando en Inglaterra o Alemania no creo que les guste mucho la idea. Por otro lado España debería tener más peso a nivel mundial, no en vano seguimos teniendo el mayor contacto con Sudamérica y con quien mejor se entienden, aunque seamos antiguos conquistadores, es con nosotros…
Me gusta este artículo.
Un líder serio y con capacidad de mando, no tiene porqué ser un ex dirigente de algú país del viejo continente, basta con que sea una persona bien formada y con ganas de trabajar.
Lo que dice el artículo está muy bien y yo creo que estaría bien y sería positivo. El problema es que gran parte de los europeos (y mucho más los españoles) reniega de cualquier tipo de aspiración de poder a nivel global en ningún ámbito. Es la inevitable decadencia de las civilizaciones.
Me gusta mucho este articulo Dani, tienes toda la razon