¿Cuánto peso tiene un nombre? Dentro de la Fórmula 1, el de McLaren-Mercedes es un peso pesado y de origen genético. Los padres de la criatura son dos de las mayores compañías automotrices: Mclaren y Mercedes. En 1996 ambas marcas decidieron unir sus nombres y destinos dentro de la F1, dándo como fruto el equipo Mclaren-Mercedes.
Mclaren ya llevaba en el “Gran Circo” desde 1963 y con muchos éxitos a sus espaladas. Pilotos como el brasileño Emerson Fitipaldi, campeón del mundo con la escudería británica en el 74, su compatriota Nelson Piquet, el francés Alain Prost (85 y 89), el austriaco Nikki Lauda (84) o el brasileño Ayrton Senna (88, 90 y 91) son historia y leyenda de este deporte. Una vez formada la pareja de hecho, los triunfos siguieron cayendo del lado de las “flechas de plata”. El finlandés Mikka Hakkinen (1998) y el británico Lewis Hamilton (2008) sumarían dos nuevos títulos para el palmarés del equipo.
Después de ponernos en situación, la cuestión es, ¿Llamarse Mclaren-Mercedes puede alterar el orden natural de la competición? Así es y así se ha demostrado. Como ya quiso probar el dramaturgo irlandés Oscar Wilde con su obra “La Importancia de llamarse Ernesto”, hay que tener dos vidas, una en la que se aparenta formalidad y corrección, y la otra oculta, que se utiliza para sobrevivir. Mclaren-Mercedes ha mostrado sus dos perfiles en cuestión de días.
Todo comenzó con el Gran Premio de Australia, la primera prueba de la temporada. En aquella carrera los comisarios de carrera advirtieron un adelantamiento ilegal, cuando el piloto italiano de Toyota Jarno Trulli adelantó a Lewis Hamilton con el Safety Car en pista, algo expresamente prohibido. Trulli, absorto con la decisión de los comisarios, fue sancionado con 25 segundos, y desposeído del tercer puesto. Los comisarios, no conformes con las explicaciones que dio el equipo Mclaren sobre lo sucedido, decidieron indagar más a fondo. Cuál fue la sorpresa de Trulli cuando la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) no sólo le reinstauró en el podio, sino que descalificó de la prueba a Hamilton.
La FIA decidió retomar el asunto “al aparecer un nuevo aspecto en relación al caso”. Los comisarios acusaron a Hamilton y a su equipo de presentar “deliberadamente” pruebas que condujeron a los jueces al error. El nuevo aspecto del que hablaba la FIA eran las grabaciones radiofónicas entre Hamilton y el director deportivo de “las flechas de plata”, Dave Ryan. En estas conversaciones, el equipo daba órdenes expresas a Hamilton de que dejara pasar a Trulli, algo que tanto el piloto británico como el equipo negaron rotundamente durante varios días hasta que la mentira no pudo sostenerse más por su propio peso. La cuestión es que, ya con el safety car en pista, Hamilton adelantó primero a Trulli. El inglés no sabía si la maniobra había sido ilegal, y desde Mclaren se le pidió que se apartara para dejar pasar a Trulli de nuevo. Estos son los verdaderos hechos.
La gran pantomima comienza ahora: el momento de la sanción. Hamilton finalmente reconoce que mintió a la FIA, en dos ocasiones, pero que lo hizo empujado por Ryan. Mclaren se “carga” a Ryan y lo utiliza como chivo expiatorio. La FIA parece querer dar un castigo ejemplar, y anuncia duras medidas. La pena máxima sería la expulsión del equipo del Mundial. La presión hace que también ruede la cabeza del jefe de equipo Ron Dennis, que fue sustituido por Martin Whitmarsh. Poco tiempo antes de que la FIA tome una decisión, Dieter Zetsche, el presidente del consorcio Daimler, fabricante de la marca Mercedes, lanza un órdago y asegura que si se cumple el peor de los escenarios ve incluso peligrar la continuidad de la marca alemana en la F1.
Los expertos especulan con una pena de entre dos y tres carreras de suspensión, o una elevada multa económica. Tres carreras de suspensión significarían directamente no optar por el Mundial. Finalmente ni suspensión, ni multa, ni gaitas… La FIA optó por un tirón de orejas y comunicó que sólo sancionará a Mclaren, en el caso de que en el periodo de 12 meses el equipo vuelva a mostrar alguna irregularidad, o que se destapen nuevas infracciones sobre el tema. La propia escudería reconoció cinco cargos de violación del Código Deportivo Internacional. ¿Que más hace falta para que les sancionen? En este caso se ha visto la infame impunidad ante una grave lesión del reglamento. Claramente, la competición esta contaminada y todos sabemos que la justicia nunca fue muy amiga de los negocios. ¿Qué más hace falta?
Los mamones de la FIA dson una mafia peor que la de Villa en la Federación Española de Fútbol. Cambian las normas cuando quieren sin contar con los equipos y toman decisiones por amiguismos. Lam fórmula 1 está claramente manipulada.
Fernando Alonso es el mejor, McLaren y la FIA son carroña… ¿Qué opinais de lo de Agag? y su posible nuevo equipo…?