A raíz de las últimas noticias suscitadas tras la desafortunada broma telefónica, surge la cuestión de dónde están los verdaderos límites éticos y morales en el periodismo, ya que los judiciales están demasiado liberalizados. Algo que comenzó como una simple broma, a la vez que intentando obtener información sobre Kate Middleton, terminó en una tragedia con el suicidio de la enfermera, que no pudo soportar la presión ante la burla social. Quizás su origen y cultura contribuyeron a que se lo tomase como algo más, como una gran humillación pública. Pero el caso es que esta madre de dos hijos terminó con su vida tras la broma de unos australianos, muy consternados con la noticia. Para los que no conozcan lo sucedido en Gran Bretaña, he de decir que mediante una broma telefónica proveniente de Australia, dos periodistas intentaron conseguir información de la duquesa de Cambridge tras el conocimiento de su embarazo, con tal mala suerte que la enfermera que atendió el teléfono fue objeto de burla en todo el mundo, impulsado por la velocidad de las nuevas comunicaciones. Esta situación sobrepasó a la propia enferma, que terminó con su vida días después, poniendo en entredicho la profesionalidad de ambos periodistas.
Claro está que su intención no era para nada la sucedida. Pero todo puede cambiar en unos segundos y la mala suerte se puso de su lado. Ahora bien, a pesar de que todo esto es legal (a conseguir información por estos medios, me refiero), ¿dónde están los verdaderos límites morales? En España un periodista tiene derecho a no revelar sus fuentes, a expresarse libremente sin censura alguna. Y todo esto es excelente, por supuesto, ya que se ha conseguido tras una ardua lucha en la que las libertades eran más bien pocas. No obstante, el uso que pueda hacerse de ellas puede ser “poco ético” en muchos casos, poniendo por delante la obtención de una primicia en lugar de la imagen de los afectados.
No quiero culpar a los periodistas por lo ocurrido. Por su puesto que tienen responsabilidad y parte de culpa, pero el sistema permite que cada día se utilicen técnicas poco éticas para recabar información, convirtiéndose esto en la lucha del más astuto y escurridizo. Pero como hasta que se pone la vida de personas en peligro no se actúa, tenemos que lamentar siempre víctimas inocentes para que se consiga algo. Aun así, he de decir que tampoco se conocen todos los detalles de la investigación. Si había algo más en las razones de la joven, como parece ser tras las últimas noticias. Si esa broma no fue más que la gota que colmó el vaso.
Es complicado establecer límites en este sector, ya que es una palabra que no gusta a ningún periodista. Lógicamente, trabajar con diversas limitaciones es más complicado; es una forma de restringir la libertad de información. Pero si no se utiliza esta libertad de una forma sensata y eficaz, puede convertirse en algo peligroso.
Las noticias vuelan, más que nunca, y equivocarse en algo puede traer graves consecuencias. Así que “un poquito de por favor”. Seamos responsables de nuestros actos y no nos movamos tanto por intereses. Busquemos una información objetiva y sigamos denunciando los problemas de la sociedad. Al fin y al cabo, es un poder del que hay que hacer un uso adecuado.
Qué bonito suena, ¿verdad? Qué utopía…