Tengo Cáncer

Tengo cáncer y estoy en agonía, ya no puedo más, me muero. Mis oncólogos auguran que me queda poca vida, no sé, quizás otros veinte años, porque el tumor que lo ocasionó no para de crecer, y hay ciertas partes de mí que ya no pelean por obstaculizar su avance, como si estuvieran muertas.

Según los expertos, el tumor maligno entró de lleno en mi cuerpo hace más o menos 120 años, pero ya existía desde hace más. Nació en la parte superior de mi cerebro, específicamente en una zona llamada País Vasco, y poco a poco se fue extendiendo hacia todos los lados, llegando incluso hasta mis pies, Canarias, y afectando por completo a Cataluña y Galicia, mis dos manos.
Mi pecho, por sí solo, ha intentado frenar este cáncer por su cuenta. No le gustan los independentismos, y para acabar con él a veces ha recurrido a escalofriantes medios, como cuando organizó a toda la gente que conformaba mis piernas al frente de un espermatozoide llamado Franco, o cuando pidió ayuda a mis pulgares llamados GAL, pero yo siempre trato de explicarle a mi pecho que eso no vale para nada, que lo que hay que hacer es arreglar algunos errores cometidos en la etapa más bonita de mi larga vida, la Constitución de 1978.
La política separatista de ésa parte de mi cerebro, hasta la fecha nunca gozó de una libertad tan amplia para difundirse. Mal se organizaron mi estómago y mi riñón al intentar filtrar la enfermedad en la época de la Constitución. Pensando que no tendría importancia le concedieron a los separatistas la mejor arma jamás conocida, la competencia de las autonomías en materia de Educación.
Desde ese momento, toda la rabia, envidia y odio mal fundado que portaba aquella parte de mi cerebro, podía ser fácilmente inculcada en las mentes nuevas, las nacientes, los niños que todavía nacen en mi cuerpo. Los chavales que nacieron y nacen en aquella parte de mi cerebro, ahora piensan que jamás tuvieron nada que ver con mis manos, mis pies, mi vientre y mi sangre, porque así se lo han enseñado.
Lo más triste de todo, es que la enfermedad ha llegado de pleno a mis testículos, enfrentando de por vida a ambos. El izquierdo me llamó el otro día para decirme que ya no me era fiel, porque no he sabido llevar bien las cosas, y que la trifulca que tuvo con su colega el derecho, difícilmente podrá solucionarse porque, “ya se ha vertido mucha sangre”, me dijo.
Por su lado, el derecho, me sigue fiel, pero está recurriendo a argumentos tan extremistas que ni siquiera a mi me convencen. Que si deberíamos limpiar el cerebro desde dentro, que si habría que penalizar a las otras partes contaminadas, que si deberíamos cortarle los dedos con los que hablan mis pies, en fin, que en mis testículos no encontraré solución a mi enfermedad porque no es cuestión de cojones.
La solución está en el corazón, la única parte que no se ha visto afectada por el cáncer, pero que de seguir así, acabará cayendo. Mi corazón ha de enseñar a las demás partes de mi cuerpo qué es lo que realmente ha pasado a lo largo de la historia de mi viejo cuerpo, sin favoritismos ni manipulaciones, enseñar mi historia de manera objetiva y rigurosa, y sin dejar que ninguna otra parte tergiverse la realidad.
Sólo así evitaremos que mis partes independentistas logren su objetivo, que no es más que llegar al poder absoluto, y quedarse con todo, en un mundo dominado por el odio al vecino, donde todo ha sido creado con base en la mentira, la mentira de que el corazón margina al cerebro, la mentira de que el cerebro nunca siguió al corazón con euforia, apoyándole, en sus interminables palpitaciones producidas por guerras contra otros cuerpos.
Es triste ver cómo tu cuerpo se descompone, poco a poco, haciendo que se separen los brazos del pecho, las piernas de la cadera, los pies de las piernas que los sujetan, y la cabeza del cuello, formando una imagen realmente dantesca, cuya fealdad difícilmente puede ser superada, sobre todo sabiendo cuán bonito era el cuerpo entero, antes de ser destruido. Como dije, me muero. Pero antes de morir tendré un sueño, un sueño en el que el corazón moribundo, es rescatado por las manos y devuelto a su sitio, donde vuelve a latir, comenzando una nueva vida, que empieza por olvidar el odio que recorre nuestras venas.

  3 comments for “Tengo Cáncer

  1. Jaime G.
    16/01/2009 at 14:10

    Buenísimo, el mejor, este va para meneame.

  2. Anonymous
    17/01/2009 at 00:40

    WOW! Increible! me encanta! mi favorito sin duda!:) que profundo eres y que bien analizas la situacion! me encanta! enviala a los periodicos! GOOOD!!! este articulo entrara en los corazones de quien lo lea…ahora, que hagamos algo al respecto para salvar españa lo dudo muchisimo! Pero Viva tu Brother!!^^

    Clara.

  3. Nacho Bosque
    29/04/2009 at 15:40

    Muy muy bueno. Triste por certero.

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