Sobre la Ley de Reforma de Acceso a la Abogacía

No conozco al Sr. Carnicer, presidente del Consejo General de la Abogacía, pero no deja de indignarme que el Consejo, en palabras de éste, se “felicite” públicamente de la Ley de Reforma del Acceso a la Abogacía cuyo reglamento de desarrollo recientemente se ha aprobado y que a opinión de muchos es un despropósito.

Con sus palabras a numerosos medios de comunicación ha evidenciando grandes carencias a la hora de informarse respecto del asunto. En una entrevista, ante la pregunta “Si se necesita un curso eminentemente práctico y un examen para ser abogado, ¿de qué sirve estudiar cuatro años de Derecho?”, respondió entre risas: “Eso tendría que preguntárselo a las facultades. Dejémoslo en que el Plan Bolonia cambia las cosas”.

Varios son los matices que me gustaría compartir al respecto. El primero es que, con esta afirmación, este señor ha olvidado a todos aquellos licenciados (es decir, no incluidos en el Plan Bolonia) que vamos a vernos afectados por la reforma. Omite el detalle de, que si las universidades no “aplican Bolonia” simultáneamente, no es posible que una reforma que entra en vigor a partir de una fecha determinada sólo afecte a éstos. La gran diferencia entre los licenciados en Derecho por el “Plan Bolonia“, y por los que no siguen dicho plan es que éstos no optan al título de licenciado sino al de graduado, y con ello cursan carreras de cuatro y no cinco años. Yo soy estudiante de cuarto curso de la licenciatura en Derecho, por lo que mis estudios tenían, y así se me informó cuando los inicié, una duración esperada de cinco años. Pues bien, esta reforma acaba de añadirme “sobre la marcha” dos años de carrera si deseo ser abogada. Porque “Bolonia cambia las cosas”, pero es que yo no soy “Bolonia”.

¿Por qué me permito decir “sobre la marcha”, cuando la ley que ha tenido una vacatio legis de cinco años? Porque ni a mí ni a mis compañeros de otras facultades se nos informó de que esta ley nos afectaría cuando elegimos cursar la carrera. ¿Culpa de las Universidades? Sin duda. ¿De los profesionales del sector, y en particular del Colegio de Abogados? Por igual. Todos ellos lo sabían. La única respuesta lógica a esta deliberada omisión de información es que en España nadie crea que una ley “a cinco años vista” vaya a entrar en vigor, lo cual no deja de ser preocupante y revelador. Si al realizar este decreto se hubiese querido tener en cuenta realmente a los estudiantes como yo, bastaría con haber añadido “este Reglamento se aplicará
a los graduados en Derecho” y no “a partir de 2012”.

El problema de fondo, sin embargo, es mayor. Además del hecho de que con la excusa de “Bolonia” están añadiendo a unas carreras que no siguen dicho plan dos años de estudios, me refiero a algo mucho más preocupante: la educación superior en este país.

Oficialmente, la reforma del acceso a la abogacía tiene unos objetivos muy claros: estudiantes con mayor formación práctica. Lo primero es decir que la formación práctica se adquiere trabajando, no en las aulas de un máster durante un año entero. El Sr. Carnicer afirmó: “El máster o el posgrado es una preparación eminentemente práctica (…) Tenemos que empezar a concienciarnos que de que sirve para formar abogados no para aprobar un examen”. Esa afirmación es pura incoherencia. Si eso es cierto, déjenme buscar un empleo. Déjenme formarme como abogada y no me sometan a un examen. No me cuente el Sr. Carnicer que se producían desigualdades a la hora de encontrar un empleo puesto que “unos pocos conseguían realizar la pasantía en un despacho o accedían a una formación carísima de postgrado, mientras otros muchos eran discriminados por razones económicas”. Sr. Carnicer, el que es bueno y se esfuerza logra resultados. Pero no sólo en la abogacía, sino en todos los campos de actividad. Y si era caro acceder a un posgrado hasta ahora, no sé qué me hace dudar de que el máster que me está proponiendo vaya a ser gratuito para todos. Tampoco veo claro el que, si antes no había plazas para que trabajásemos todos, ahora las vaya a haber. Y de no encontrarlas, ¿cómo vamos a terminar el máster?

En segundo lugar, me gustaría comentar que si la enseñanza que se obtiene en la universidad es insuficiente no se trata de añadir más años, sino de que los que se cursen sean mejores. Los esfuerzos no deben centrarse en la reforma del acceso a la profesión, sino en la mejora de la enseñanza misma. Es un error pensar que algo que es malo, al alargarlo y condecorarlo con un título, es mejor. Si lo que realmente se desea es “mejorar la calidad de la Justicia”, mejoremos la calidad de la enseñanza. Pidamos una reforma del acceso a la universidad: desde hace unos años se está facilitando el acceso a la misma pero se piden más requisitos para trabajar. Se está creando un embudo cuya parte superior es cada vez más ancha y la inferior más estrecha: de ahí surge la generación de los “descontentos”, “desapasionados” o “ni-nis”, como se nos ha llamado.

No podrá el Sr. Carnicer repetir: “nadie puede sentirse perjudicado por la Ley de Acceso“. A mí me perjudica. Porque no se hizo para mí, y se me va a aplicar. Porque me he esforzado. Porque estoy preparada y me van a obligar a depender de mis padres durante dos años más. No nos ridiculice diciendo que “al día siguiente de colegiarnos” vamos a ir a ejercer ante el Tribunal Supremo o el Constitucional.

Y la pregunta evidente es la siguiente: si yo estoy cursando una carrera que ha sido concebida como completa y suficiente, ¿qué asignaturas van a componer el máster? Mi carrera no se planteó como una formación parcial a la que debiera seguir una especializada, se concibió como algo completo. “El propio reglamento establece que urge desarrollar pruebas piloto para poner en marcha los programas de formación que todavía tienen que ser tramitados conjuntamente por los Ministerios de Justicia y Educación. Lo que se aprueba … [es] una formación básica y suficiente para que los derechos fundamentales y las libertades públicas estén salvaguardados con la intervención de los abogados.”

Es decir, que a mi promoción, la primera de acceso reformado, nos van a aplicar unas “pruebas piloto” que, a un año de licenciarnos, no han sido siquiera tramitadas. Y son necesarios un año y medio de máster para obtener “formación básica”. Esto es España: el cómo hacer en cinco años una reforma mal y precipitadamente. Es posible, si tenemos suerte, que uno o dos meses antes de licenciarnos sepamos qué más vamos a tener que hacer para trabajar. Esto es España: un país en el que el fracaso escolar es alto y la población activa es baja, pero en el que no es suficiente con cursar una carrera para poder trabajar.

No me cabe duda de que la profesión de abogado necesita un lifting, que se ha desprestigiado y que ello va en detrimento de todos. Pero qué fácil es decir lo malo que es permitir colegiarse justo al salir de la carrera cuando eso es exactamente lo que hizo uno, veinte años atrás. Qué fácil es. Yo propongo que inviertan el orden: hagan primero un examen, y que aquel que no esté preparado tenga que estudiar más para ser abogado. Ya que se refiere al derecho comparado, le recordaré que en EE.UU, en dónde la profesión de abogado es extremadamente prestigiosa, éste es el sistema elegido: un examen para que aquellos que ejerzan lo hagan porque están preparados. Pongánme un BAR, y si no lo apruebo, enséñenme lo que me falte. No limiten artificialmente la competencia retrasando el acceso al mercado de trabajo, ni hagan que dos promociones enteras de licenciados sean “daños colaterales” de una mala reforma.

En cuanto a mis opciones ahora, tres se perfilan con claridad. La primera es irme a la puerta del Sol con esos “jóvenes indignados”. Puedo instalarme allí o mejor, hacerlo en la puerta del Consejo General de la Abogacía. O puedo optar por lo que harán muchos de mis compañeros: pensar que puestos a perder un año, oposito y con un poco de suerte me hago funcionario. Siempre me quedará tomármelo con ironía y pedirle al Consejo que ya que me ha añadido dos años y he pasado de estar “terminando la carrera” a no haber completado ni la mitad, que me paguen otro viaje de Ecuador de carrera para irme a Punta Cana a digerir la noticia con una buena copa.

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  5 comments for “Sobre la Ley de Reforma de Acceso a la Abogacía

  1. 10/06/2011 at 14:43

    Toda la razón. Yo también tengo mucho que decir sobre el sistema educativo en general, porque por lo que tengo entendido, la educación es una competencia delegada a las CCAA, de ahí que al final no tengamos ni idea de nada !

  2. nacho villar
    20/06/2011 at 22:00

    EL CINTURÓN VERDE DE LA ABOGACÍA:
    En los años 30, Londres era una ciudad en continua expansión. La urbe crecía en todo su contorno, por lo que el modo de conseguir una casa u oficina más económica era alejarse del centro. Entonces ocurrió lo siguiente: los grandes propietarios presionaron a las autoridades para crear un cinturón verde alrededor de Londres. Los argumentos esgrimidos eran, supuestamente, beneficiosos para toda la ciudadanía, como la posibilidad de uso y disfrute de espacios naturales periurbanos, la protección de la naturaleza, el mantenimiento de la tradicional caza del zorro cerca de la ciudad, el acotamiento del crecimiento poblacional, etc. Como era de esperar, los poderosos oligarcas consiguieron su propósito. La consecuencia de la medida fue un incremento exponencial del valor de sus propiedades, pues el cinturón verde acotó la ciudad y redujo la oferta de parcelas y edificios. Aún hoy en día, Londres es de las ciudades más caras del mundo para comprar o alquilar un piso u oficina y los beneficios de aquel cinturón verde todavía repercuten en las arcas de los herederos de los promotores. Desde entonces, se denominan cinturones verdes a las maniobras ejecutadas por grupos de privilegiados para reducir la competencia, siempre en aras de supuestos beneficios para la colectividad. En el caso que nos ocupa, nos encontramos ante un nuevo cinturón verde diseñado para limitar la entrada de nuevos abogados al mercado. Se nos dice que los hacen por nuestro bien, para mejorar nuestra destreza profesional, pero no proponen diseñar planes de estudio más acordes con el desempeño laboral. Antes que eso, prefieren otorgar a los colegios de abogados el poder (y el dinero) para formarnos en sus EPJ (serán obligatorias), lógicamente siendo ellos mismos los profesores. Se nos dice que mejorará el derecho a la tutela judicial efectiva, sin caer en la cuenta que hasta la fecha ellos defendieron perfectamente esa tutela. Antes de esta ley los licenciados en Derecho tenían la libertad de escoger cómo querían formarse como abogados (EPJ, pasantías, etc) y parece que no nos ha ido tan mal con eso, ¿no? Antes de la Ley había abogados excelentes, buenos y zoquetes. Después de la Ley pasará lo mismo. Quiero decidir mi itinerario formativo post licenciatura, no que se me imponga. Se nos dice que España es el único país de la UE que no contempla la formación específica del abogado y procurador. De acuerdo, pero no creo que el nivel sea inferior que en los demás países. Además, ¿queremos comportamientos como el de los demás países de la UE, donde los poderosos colegios determinan cuántos abogados se incorporan al mercado cada año y en qué condiciones? Más bien los demás países deberían imitar nuestro modelo y no premiar a los instalados oligarcas del Derecho.
    Lo que persigue esta ley es limitar el número de abogados en circulación, o dicho de otro modo, aumentar el ratio clientes/abogados y un aumento de los beneficios económicos de los que ejerzan. En definitiva, un cinturón verde de la abogacía diseñado por los colegios de abogados y ejecutado mediante presiones por abogados legisladores

  3. Carlitos
    20/06/2011 at 23:47

    Totalmente de acuerdo, pero una cosa, dejad de pensar que el máster y el examen son sólo dos años y empezad a pensar en tres. La convocatoria no saldrá nada más acabemos las famosas prácticas (que ya tenemos unas en la carrera), y por Dios espero que aprobemos dicho examen, ya que les veo las intenciones de pegar un filtraje de miedo.

  4. 04/08/2012 at 10:35

    Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que comentas. Sin duda, lo mejor es tomarselo con ironía, porque tal y como están las cosas parece que es lo único que nos queda… Buena Suerte.

  5. 04/07/2013 at 21:53

    ¡Ole, ole y ole! Mis más sincera felicitaciones por lo expuesto

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