La corte de los diamantes

Queda claro que los diamantes son los reyes de la alta joyería, y las joyas más caras del mundo llevan frecuentemente estas piedras. Pero la labor de los orfebres ha logrado que otros cristales puedan alcanzar cotas de elegancia y belleza cercanas y se pongan a la par en el mundo de las joyas de diseño. Extraer el mejor brillo de los diferentes materiales es una labor complicada, pero gracias a esta habilidad muchas piedras han entrado en la historia de la joyería y permiten que exista una gema al gusto de cada persona.

Las principales piedras preciosas son diamante, rubí, zafiro y esmeralda. El elenco de piedras semipreciosas es mucho más amplio.

La característica fundamental de las joyas de diseño es que la labor orfebrería rebase ampliamente el valor mismo de las piedras que lo componen. Un ejemplo paradigmático es el de los Huevos de Fabergé creados por el maestro ruso Carl Fabergé para los zares de Rusia. Estas piezas se han convertido en joyas de un valor incalculable, tanto por los diversos metales preciosos utilizados en la confección, como por las exquisitas técnicas de orfebrería empleadas. Los Huevos de Fabergé fueron creados con diferentes materiales llevados de toda Rusia al taller del artesano. Níquel, oro, platino o aluminio y gemas como jaspe, malaquita, jade, rubíes, esmeraldas y zafiros engastados componían los sesenta y nueve Huevos.  Así se crearon obras sublimes para deleite de la emperatriz María Fiódorovna, unas joyas con diversos motivos de inspiración europea, que representan parte de las obras más magníficas de la historia de la joyería.

Tras la Revolución Rusa, algunos huevos fueron vendidos o extraviados, lo que contribuyó a acrecentar el interés por estas obras de arte. En 2014 un chatarrero adquirió uno de ellos por 14.000 dólares. Tras tratar de venderlo sin éxito su “excesiva” pieza, terminó descubriendo que era poseedor de uno de los Huevos de Fabergé, valorado en 23 millones de euros.

Otras joyas adquieren su valor por los avatares sufridos o por el papel que desempeñaron a lo largo de su historia. El collar de jade de Bárbara Hutton alcanzó un valor de 20 millones de dólares en 2014. Este collar de estilo Art Decó se creó a partir de unas cuentas de jade de la dinastía Quing, procedentes del tesoro imperial chino. Lo curioso del caso es que el jade es una piedra semipreciosa que normalmente no alcanzaría un alto valor, considerando los precios habituales de las piedras preciosas. El jade era considerado una piedra espiritual en la Antigua China donde la llamaban “piedra del cielo”, y era venerado desde el neolítico por sus propiedades mágicas y curativas. Llegó a ser incluso más apreciado que el oro y se utilizaba profusamente en la decoración doméstica.

Algunas rarezas también realzan el valor de las joyas. Las perlas, que no son gemas por no ser minerales, también han formado parte de joyas célebres. Así, Coco Chanel pensó que “una mujer necesita tiras y tiras de perlas”.

Las perlas son tejido cicatrizal que se forma en torno a partículas que entran en el cuerpo de las ostras. Algo, a priori, tan mundano puede adquirir formas y colores que les confieren gran valor. Las perlas llamadas “lágrimas” son de una esfericidad perfecta. De este tipo era la Perla Peregrina, que lució sobre el busto de varias reinas españolas durante siglos, hasta que pasó a manos de José Bonaparte durante su reinado. Esta perla, descubierta en Panamá, pasó de España a Francia y de allí a Estados Unidos. En Estados Unidos fue comprada por Richard Burton, que le regaló la Perla Peregrina a Elizabeth Taylor, amante y coleccionista de otras de las joyas más exclusivas del mundo. La perla alcanzó en subasta los 9 millones de euros en 2011, a pesar de haber sido mordida por el caniche de la actriz.
La joyería se compone no solo de brillantes gemas, sino que interviene también la meticulosa arte de manos expertas. De esta forma se manufacturan las delicadas joyas de diseño de Cayetana Masaveu, que acerca la milenaria tradición de la orfebrería y la alta joyería al escaparate más moderno a través de su tienda online Mass Milano.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *