El fallo suicida de la Justicia

Los dicen los medios, unos con perplejidad, otros con sorna; el magistrado Garzón será juzgado por su actividad contra los crímenes del franquismo. Los querellantes, la asociación Libertad e Identidad, la antediluviana Falange y el sindicato anónimo Manos Limpias, han conseguido su objetivo, detener las pesquisas del juez y castigarle por atreverse a investigar los muertos que esconden bajo las fosas de la dictadura. O lo que es lo mismo, los culpables encausan a quien pretendía juzgarles. Sus leguleyos argumentan que se extralimitó hasta la prevaricación en su intento de resolver las cuentas pendientes con las víctimas silenciadas de la dictadura, arguyendo que escondía motivaciones inexcusables. Pero, ¿a quién beneficia apartar a Garzón de la judicatura? Con su más que posible inhabilitación, se detendrán las investigaciones sobre los crímenes contra la humanidad en la posguerra, pero también se invalidarán las escuchas a cargos populares del Caso Gurtel y cambiarán de manos los espinosos casos de corrupción en Cataluña -caso Pretoria-, el genocidio en el Sáhara Occidental y las torturas a ciudadanos españoles en Guantánamo. La duda razonable lleva a poner en cuestión que este proceso beneficie realmente al ya cuestionado imperio de la ley.
Para la prensa internacional, conservadora, liberal o variopinta, no cabe duda; se le juzga por revolver la ponzoña del franquismo. Por su parte, las asociaciones de víctimas de las dictaduras sudamericanas, Amnistía Internacional y las agrupaciones por la memoria histórica no esconden su perplejidad por la decisión del Tribunal Supremo. Sólo aquellos que ponen en duda la democracia han aplaudido este fallo. A algunos, como Miguel Bernard, exlíder del difunto partido franquista Fuerza Nueva y actual dirigente del sindicato amarillo Manos Limpias, les duele todavía que retuviese en Londres a su admirado Pinochet, arrastrando al arrogante golpista ante los tribunales y forzándole a esconderse tras su vejez para librarse. Otros, como la Falange, saben que encausar al juez supone evitar ser condenados por su atroz papel a favor de la barbarie durante 40 años. Quieren a Garzón fuera de la ley y ven a su alcance la impunidad para los desmanes de nuestro pasado, no vaya a ser que les alcance la Ley de Partidos. Le denunciaron los decrépitos herederos del franquismo, incapaces de influir en la sociedad con su parco peso en las urnas, pero aupados al poder gracias a magistrados de dudosa ecuanimidad. ¿Dónde está entonces el interés ilégitimo, en el acusado o en sus jueces?
Baltasar Garzón es un personaje controvertido, no cabe duda. El primero de los jueces estrella de la justicia española vivió tiempos de fama y tronío en los 90, cuando coqueteaba con el peor PSOE de la historia para rondar la cartera de Justicia. Posteriormente, concentró su actividad en los tribunales en la lucha contra ETA, haciendo enemigos entre sus antiguos compadres durante el juicio al GAL y amparando una Ley de Partidos radicalmente contraria a muchos de los principios que defendía en el extranjero. Fuera de nuestras fronteras, se dió a conocer como el último magistrado que pudo juzgar plenamente a Augusto Pinochet, y también persiguió, hasta que la ley española fue privada del principio de justicia universal, a la dictadura argentina, a Al Qaeda y a los oscuros manejos extracomunitarios del BBVA. Demasiados enemigos para evitar eternamente el revanchismo ultra, rabioso desde que a un simple juez se le ocurrió poner en duda la santidad de su desgraciada cruzada nacional. El fallo del juez Varela pone la Justicia en manos de aquellos que el pasado 1 de abril volvieron a acudir al Valle de los Caídos a festejar bajo palio el triunfo del general Franco. Sus manos sostienen banderas ajadas, estandartes del odio que, si la Justicia no lo remedia, volverán a pasar por encima del Estado de Derecho.

  11 comments for “El fallo suicida de la Justicia

  1. Jay
    08/04/2010 at 08:12

    Hola Adrian,

    Sobre la jurisdicción universal hay dos artículos muy buenos en la revista “política exterior” este mes que te recomiendo.

    Un saludo

  2. Luisel
    08/04/2010 at 15:28

    Este país es una vergüenza

  3. danilovich
    08/04/2010 at 19:18

    Muy buen artículo Adri. Creo que Garzón va de juez guay que puede con todo y no me gusta mucho su estilo. No cabe duda que sus fines son más de decir “aquí estamos yo y mis dos cojones” que de perseguir un fin justo. Pero me asquea como la presión de los que pretendía juzgar y los muchos que se lo quieren cargar sea tan fuerte como para tumbarle.
    A mí, desde luego, me encanta que la mierda se revuelva y aflore toda la lacra que corroe las estructuras del país.
    Y eso Garzón lo hace como nadie.

  4. N.B.
    09/04/2010 at 13:46

    Vaya país de impresentables, vendidos y desmemoriados. La derecha, la izquierda y los periodistas. A Garzón debería habérselo cargado cuando sacó, guardó y volvió sacar partes de los GAL consecuencia de su frustrado intento de ser ministro. Por cierto, que entonces era el ídolo de la derecha que ahora intenta hundirle.

    Y ¿qué pasa con el caso Faisán?. Funcionarios españoles colaboran con los terroristas y Garzón quiere archivar la causa. A mi me parece el caso más grave de la historia de la democracia española. Pero vamos, tampoco es que ni el PP ni el resto de los grupos parlamentarios hayan apretado mucho, así que bueno, no passsssssssa nada.

    Personalmente el caso de la memoria histórica, pareciendome más mal que bien la actuación de Garzón, no me parece ni la mitad de lamentable que lo del Santander. El rollo de “Querido Emilio: como contuniación de nuestra conversación de Navidades…”. El paladín de la izquierda forrándose con el dinero de la banca y luego librándoles en los juzgados… Maravilloso.

    • danilovich
      09/04/2010 at 14:47

      Bien Nacheit siempre aportas enfoques distintos pero interesantes

  5. Jdez
    09/04/2010 at 14:04

    No pueden defenderse delitos, ya sea en artículos como este o en tribunales, desde un ideología. Para algo tenemos leyes. Y menos desde el radicalismo, cómo se hace en el texto. Aunque hablar de banderas ajadas es más fácil que hacerlo de artículos del código penal ¿no?

  6. jay
    10/04/2010 at 20:11

    Jdez estate tranquilo que tendrás un artículo sobre este tema desde el punto de vista jurídico muy pronto.

  7. V
    12/04/2010 at 03:20

    Jdez, explícame qué delitos sancionados en el código penal se defienden en este texto. Lo que se propone es la duda razonable sobre la supuesta prevaricación de Garzón ante el juicio sobre los crímenes de Guerra Civil y franquismo. Ya has leído mis argumentos en contra, te parezcan radicales o no. ¿Dónde están los tuyos a favor? Dárselas de listo con la ley sin citarla es más fácil que razonar una respuesta, ¿no?

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