Sé que esto es lo que buscan. Pero cuando me ponen un buen capote entro como un miura. Además estoy harto de tanta crisis y de tanta miseria. Necesito despotricar de otras cosas.
Me encanta que lo más rancio del PP saque sus galones, que a fin de cuentas son los que mandan en el partido, los que siempre han estado y los que nunca se han ido. Curas, opusinos, legionarios de Cristo, viejas resecas y estiradas, tirantes rojigualdas, camisas azules, Aznar y su cuadrilla. Pero me sorprende que hayan usado o se haya dejado usar la cara amable y liberal del partido, el señor Ruíz Gallardón.
Y es que lo que propugna el exalcalde capitolino, supone un retroceso en las libertades y las garantías que se han logrado con mucho esfuerzo. Hace un par de meses, hubiese visto más plausible que hubiesen dado marcha atrás con los matrimonios entre homosexuales, que con el tema del aborto. Pero la piedra ya está lanzada, y por supuesto que no es casualidad que sea ahora y ni que la haya lanzado este señor.
Por un lado lo veo como una estrategia de Don Alberto para acercarse a toda esa gran masa social del partido que desconfía del él por ‘’rojo’’, y poder así, en un futuro no muy lejano, asaltar la presidencia del partido y con ello pretender ser presidente del gobierno, algo que ha dejado muy claro en multitud de ocasiones ser su último fin.
Quizá el exceso de ‘’progresismo’’ del PSOE, al regular el aborto permitiendo que las menores pudiesen abortar sin el consentimiento de sus tutores, dé alas a esta gente. Pero es evidente que la situación legal de aborto antes de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, era insostenible. Era un marco legal absurdo en el que el aborto estaba penado salvo en unos supuestos, tan dúctiles, que cabía cualquier situación. Es decir, teníamos una aborto legal de facto.
Nunca he querido entrar a valorar si estoy a favor o en contra del aborto. Entiendo los perjuicios morales que puede suponer acabar con un no nato, y que haya gente que esté profundamente en contra de esta ley en base a su conciencia; por ejemplo los médicos que han de practicarlo. Sin embargo yo no soy quien para opinar, yo no me voy a quedar embarazado, y al igual que yo, tampoco los miembros la Conferencia Episcopal o las viejas menopáusicas del Foro de la Familia. Creo que se ha de procurar dar los medios para que nadie se vea en la situación de interrumpir el embarazo por necesidad. Pero por encima de ello, creo que es una decisión muy difícil, íntima y personal de la madre y, en menor medida del padre.
Tampoco creo que esto sea un juego en el que se pueda abortar cuando te venga en gana. Ha de estar bien regulado, que no se tome como un método anticonceptivo más, que la gente conozca los riesgos y las consecuencias. Pero sobretodo que se respete la situación, las motivaciones de los progenitores, y el futurible umbral de vida de dicho niño. Es evidente que si hay interrupción del embarazo, no existe dicho futuro para el niño. Pero no quiero entrar en el sobadísimo debate de ‘’aborto sí, aborto no’’, porque es estéril y futil, aparte de que ni yo mismo tengo una postura clara. Pensaba que la legislación actual ya lo había resuelto, pero parece que hay que seguir dándole vueltas.
Lo que quiero valorar es el momento de sacar este tema, lo espinoso del asunto, y de que, como siempre que pueden, el PP se quita su careta de centrista y saca la toga y cilicio.
Lo que propugna Don Alberto es sacar de la legislación el supuesto de las malformaciones del feto. Es un tipo listo. Sabe que si se defiende estar en contra de esto, te llamarán nazi. ¿Cómo vas a acabar con una vida sólo por el hecho de tener alguna tara física?
Y puede que tenga razón. Pero no hemos de olvidarnos de algo, la raza humana ya no se rige por la teoría de la evolución. Nos salimos hace años. Podemos mantener con ‘’vida’’ prácticamente a cualquier ser que hubiese muerto de forma natural o incluso no hubiese llegado a nacer. Y creo que aquí ha de estar el límite.
Pero sobretodo, me parece lamentable que con la situación en la que estamos, se genere polémica con algo que ya estaba resuelto, y que sea a costa de inmiscuirse en la vida de la gente.
Quiero darle las gracias a Don Alberto, por haber hecho que por un corto periodo de tiempo deje de preocuparme por el abismo económico por el que nos movemos y pueda volver a dar caña a la vieja guardia ultracatólica.