Después de dos meses de oscuras negociaciones debajo y arriba de la mesa, entre jueces electorales, políticos, empresarios, obispos y organizaciones criminales “toleradas”, el fraude largamente anunciado, permite al candidato del PRI llegar a la Presidencia de la República Mexicana.
Según Jorge Carrión: “La Ley Electoral está pensada y redactada para: 1) Hacer posible el fraude en todos los pasos del proceso, desde el empadronamiento hasta la calificación de votos y el cómputo. 2) Incluir a los partidos políticos por medio del registro a un control gubernamental mediante soborno económico y chantaje político. 3) Control gubernamental con su agencia electorera (IFE) cuya principal función abarca la sinonimia, las declinaciones y tiempos del verbo corromper.
Promotor de la guerra entre cárteles de la droga y el Ejército Nacional, Felipe Calderón, cede la ensangrentada estafeta (más de 80,000 muertos en su sexenio) a Enrique Peña Nieto, representante de la oligarquía y las televisoras privadas, al que venden como uno más de sus productos chatarra: fríamente adornado pero sin contenido, ni calidad para ese puesto de gran responsabilidad. Eso si, con fecha de caducidad, hasta el 2018.
La mala política es la del poder sin intención de beneficio común o la pura ilusión de un beneficio sin el soporte indispensable del poder, porque el político representa el papel de iluso: ofrece ideales, promete acabar con la pobreza y el desempleo, con la inseguridad y que todos viviremos muy felices.
Según Vargas Llosa estamos viviendo plenamente: “La sociedad del espectáculo”. Erich Fromm en “The Sane Society” dice:” Existen anomalías socialmente modeladas. El homo consumens y sus patologías sociales impuestas por el sistema: alienación, enajenación, neurosis, etc. lo que le impone sacrificios al desarrollo realmente humano. La ambición del poder y la riqueza se da en individuos neuróticos, enfermos mentales, socialmente estimulados al servicios de las fuerzas más reaccionarias y destructivas del propio sistema.”
La segunda fuerza política el PRD es una disociación de líderes, grupos e ideas. Aún con el fraude cibernético, el gobierno les obsequia 16,000,000 de votos. La llamada izquierda mexicana está formada por sus propios intereses, pero ni entre ellos se ponen de acuerdo y ya no se puede distinguir plenamente la ideología que enarbolan. Su más fuerte representante, que fue el candidato de las izquierdas que sumo todos estos votos y llevo a muchos de sus representantes a las Cámaras de Diputados y senadores, Andrés
Manuel López Obrador, rompe con todos esos grupos y decide crear un nuevo partido político, que espera él lo lleve a la Presidencia para el 2018.Y toma como base el Movimiento de Renovación Nacional. (MORENA). Se debe tomar en cuenta que los defectos personales de los líderes sociales, políticos y religiosos, sus acciones y comportamientos afectan a millones de ciudadanos. Dice R. Quinney: “Un problema indisoluble es la separación entre realidad y posibilidad, cuando nosotros como sujetos del proceso histórico nos convertimos en objetos conscientes de fuerzas que están fuera de nuestro control. La propia conciencia y las condiciones históricas, nos apartan de la unión original.”
El panorama económico no es menos dramático, pero es en la educación donde se intenta poner un énfasis que no llega a nada. El sistema educativo en México, ha sido por y para los empresarios y sus intereses de clase. Hay una gran separación entre educación laica pública y educación privada religiosa y fundamentalista. La primera de calidad dudosa, la segunda elitista y cara. El sindicato de maestros liderado por una nefasta y vieja dirigente que se volvió una pesada carga para el propio sistema. No obstante, en el juego de complicidades el gobierno la ha premiado otorgándole su propio partido político (PANAL) que le sirve de contrapesos en los sucios juegos electorales.
El monopolio político se basa en la complicidad. Esta se nutre de la corrupción, que es parte importante de la ideología del régimen de la clase dominante, la corrupción no sólo es acción y efecto, sino actividad destinada a alterar a la sociedad mexicana.En éste simulacro de democracia los políticos participan de ése aparente desorden o desequilibrio del gobierno y la oligarquía y se aprovechan de esos procedimientos sistematizados y corruptores.
Dice Guillermo Montaño Islas: “Corrupción son el hambre, la ignorancia y el abandono en que viven millones de pobres y miserables, de campesinos; corrupción es enriquecimiento escandaloso de políticos y empresarios (alzas injustificadas y carestía artificial); corrupción es el desprecio a las más legitimas aspiraciones de las masas populares; corrupción es el empleo de la represión y la violencia a nombre y titulo de:“El Estado soy yo”; corrupción es amenazar y mandar matar a periodistas que buscan difundir la verdad y poner un alto a los privilegios del poder; corrupción es el servilismo de los dirigentes obreros y campesinos que traicionan a la clase de la cual proceden.”
Antes de terminar su sexenio, el presidente Calderón avienta dos bombas legislativas: Ley de Transparencia, para vigilar que no haya corrupción en gobierno y sus representantes. Pregunta: ¿Por qué no lo hizo antes? ¿Sería para proteger a familiares y amigos que le acompañaron en este sangriento periodo? Y la ley Laboral, que pretende abrir la información al público de los manejos económicos de los sindicatos: compra de inmuebles de lujo, aviones, yates, joyas, etc. Obviamente la primera no pasará y la segunda que ya está siendo atacada en los medios, será rasurada y transformada. De sobre se sabe que los sindicatos son la base electoral del PRI. ¡Ah, corrupción cuantos crímenes se cometen en tu nombre!
Institucionalizar la inmoralidad y darle categoría legal, a través de legislaciones clasistas, que tienden a proteger y afianzar los intereses de los malos gobiernos, es una deformación que merecería revisión o cambio total. Dice O. Wilde: “En nosotros está el cielo y el infierno.”
Ojala algún día se pueda hacer. Es un objetivo que mantiene a México en permanente convulsión, es una lucha firme y sostenida que ha ido adoptando todos los matices inimaginables y será la reintegración social del hombre libre e independiente y honrado, esencia de toda organización social. Para Teilhard de Chardin: “El paso a la humanización es el paso a la libertad consciente que hace del hombre un ser capaz de reflexión y de elección.”