Arquitectura sostenible I: El cambio hacia un modelo verde

En Periodismo Independiente comenzamos un serial sobre la arquitectura sostenible y el urbanismo ecológico. Cada semana se publicará una actualización de este amplio reportaje sobre cómo serán las ciudades del futuro o cómo deberían serlo para poder calificarlas de respetuosas con el medio ambiente.

Las ciudades son el epicentro de la vida moderna. De su evolución depende el futuro del planeta. El éxodo rural de la población ha motivado un auge de las grandes urbes hasta límites insospechados. En el año 1900 apenas el 13% del total mundial de la población habitaba en ciudades. Las estimaciones de Naciones Unidas para el 2050 elevan estos datos hasta el 70%.

El desarrollo económico y las comodidades que ofrecen las grandes urbes entrañan un riesgo severo para el Planeta Tierra. De la capacidad de adaptación del ser humano a esta nueva era depende el éxito o el fracaso de este desafío al que se enfrenta el mundo globalizado.

Si la mayor parte de la vida va a transcurrir en grandes metrópolis, de su transformación ecológica van a tener que estar alerta todos los colectivos que integran la sociedad: Instituciones públicas, multinacionales, sindicatos, ONG´s organizaciones supranacionales, Universidades… todos son importantes y necesarios y han de contribuir a la implementación de los lugares donde transcurre el día a día de los individuos que las integran, las ciudades.

El ritmo de crecimiento de la población urbana equivale a la aparición de 3 ciudades como Tokio cada año. La capital japonesa es la ciudad más poblada del planeta y ronda los 30 millones de personas. Es decir, cada 365 días, 90 millones de individuos pasan de vivir en el campo a hacerlo en una ciudad. De convivir en pequeñas aldeas estas masas de sujetos pasan a hacerlo en los núcleos medianos y grandes o en las gigantescas megalópolis que se desarrollan en los cinco continentes. En efecto, ninguna región del globo es ajena a esta dinámica. Tokio, México DF, Bombay, Sao Paulo, Nueva York o Shanghai superan o lo harán en el corto plazo los 20 millones de habitantes. Más que la población total de muchos países. Y es una tendencia que es imparable.

Por ello es el momento de actuar. Todos los esfuerzos son necesarios para este proceso. En la práctica supone que cada uno aporte su granito de arena: mediante el reciclaje, el uso del transporte público, el ahorro de agua, la utilización de fuentes renovables para generar energía, las reducciones de emisiones de CO2 a la atmósfera. Todo es necesario.

Hablamos de ciudades y una de las ramas fundamentales en las que se ha de sustentar este cambio es en la concepción de ellas mismas, en su construcción y regeneración. Es por ello que el urbanismo y la arquitectura son dos pilares del cambio del modelo productivo del planeta. Pero no del urbanismo y la arquitectura como los conocíamos hasta ahora, sino un nuevo concepto: la eco-arquitectura y el urbanismo sostenible.

Sin duda los profesionales de estos campos tienen una enorme responsabilidad sobre sus hombros. La arquitectura ecológica pretende transformar los edificios hacia un modelo más respetuoso con el medio ambiente. Los arquitectos llevan varios años aportando ideas nuevas y podríamos decir que sacan ventaja al resto de la sociedad en los avances hacia la sostenibilidad.

Los arquitectos han sabido conjugar todas las disciplinas positivas para el medioambiente: el reciclaje, el uso de las energías renovables, el ahorro de luz y electricidad o la reducción de emisiones contaminantes.

En esto es en lo que trabaja la eco arquitectura. Claro que su implantación debe generalizarse pero hay dos problemas:

1- El elevado coste de esta nueva arquitectura verde en medio de la crisis financiera internacional. Los bloques ecológicos de nueva planta son más costosos de construir que mantener los estándares habituales.

2- La necesidad de no limitar esta disciplina ecológica a las nuevas construcciones: la regeneración de los viejos edificios es igual de necesaria que la incorporación de los avances sostenibles en los nuevos inmuebles. Es este caso, la adaptación de los viejos bloques de pisos conlleva también inversiones millonarias que ni inquilinos ni instituciones están dispuestos a asumir.

Budapest es un buen ejemplo donde se conjugan estos problemas y la respuesta que ha dado la capital húngara ante estos desafíos se puede extrapolar al resto de ciudades, tantos europeas como de fuera del viejo continente.

Budapest ronda los 2 millones de habitantes si tenemos en cuenta su área metropolitana. Es una gran capital europea, de Hungría, un país que ingresó en el año 2004 en la Unión Europea. Podríamos decir que es una gran metrópolis en la vieja concepción de la palabra, aunque si la comparamos con megalópolis como Tokio-Yokohama, Sao Paulo, México D.F., Bombay, Moscú o Shanghai tendría que ser tomada como una ciudad media. En cualquier caso es un centro urbano importante que goza de los problemas que afectan a las regiones densamente pobladas: contaminación, atascos y edificios muy antiguos.

En Budapest la conciencia ecológica ha calado hondo entre sus ciudadanos. El prestigioso arquitecto húngaro Ertsey Attila, del estudio KÖR KFT está de acuerdo con esta afirmación: “creo que los húngaros están muy interesados en la arquitectura ecológica”. En la ciudad centroeuropea hay un completo sistema de transporte público, que integra una red de trenes, cercanías, metro, tranvías, trolebuses, autobuses, funiculares y barcos. Barcos sí, ya que la navegabilidad del río Danubio confiere a la capital húngara una posibilidad más de transporte. El Danubio separa la localidad pero a su vez la articula e integra. Los habitantes de Budapest también emplean la bicicleta para sus desplazamientos. Hay un gran número de kilómetros de carril-bici y cada bici más es un coche menos. La ciudad posee también un sistema de reciclaje y la gente, más o menos, está concienciada sobre los beneficios de la reutilización de envases, vidrio o papel.

El principal problema que afecta a la sostenibilidad de la ciudad es la baja calidad arquitectónica de sus edificios, siempre hablando desde un punto de vista medioambiental, no artístico, apartado en donde la “Perla del Danubio” puede competir con otras ciudades europeas.

  8 comments for “Arquitectura sostenible I: El cambio hacia un modelo verde

  1. Fofas
    17/12/2010 at 11:38

    Trolebús???

    • 17/12/2010 at 14:45

      Trolebuses en efecto y conseguí subirme a uno, sólo dos paradas, para comprobar cómo era.

      • antoñito
        21/12/2010 at 09:20

        Joer con los húngaros, viajan en trolebús y todo, q exótico.

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