La Constitución Española de 1978, en su artículo 1, propugna como un valor superior de su ordenamineto jurídico al pluralismo político. Y dicha declaración no es una mera proclama infértil, vacía de garantías respecto de la ciudadanía, sino que se consuma como uno de los pilares básicos por los cuales es posible afirmar que vivimos en una “Democracia”. Es por ello que la Ley orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General define el cauce de participación ciudadana; a fin de designar a sus gobernantes.
Es en este punto cuando, a la luz de los resultados de las elecciones generlaes del 20 de noviembre, me pregunto cómo se debería compaginar, en este sistema parlamentario, la actuación de un gobierno de mayorias absolutas respecto del resto de partidos políticos. El Partido Popular, con 186 escaños, siendo el total de los mismos 350, goza de autonomía legislativa plena. Su actuación se denomina comunmente “de rodillo”, es decir, puede aprobar cualquier ley, tanto orgánica como ordinaria, que le interese. A sensu contrario, puede vetar cualquier propuesta de ley que no le convenga. ¿Y el resto de los grupos parlamentarios? Debaten, proponen y negocian pero, la última palabra, como si se tratara del Rey Absoluto, la tiene el Partido Popular.
Por ello, en este contexto de crisis, no critico infundadamente la postura inicial de un partido de mayorías absolutas, sino lo que, a opinión de todos, puede avecinarse. Si nos planteamos la tesitura económica actual, considero necesaria una unidad fiscal como imprescindible, o sea, que “apretarse el cinturón” se asuma; pues es nuestro esfuerzo el factor determinante en este sentido. Sin embargo, si el Partido Popular opta por remodelar, a su imagen y semejanza, la realidad social actual, no sólo se vulnerarán nuestros intereses, sino nuestra frágil “Democracia”.
En conclusión, abogo por un Gobierno de Consenso. Y ¿Usted?
M.D.M.
No creo que el pluralismo sea un valor supremo. Creo que es el pueblo quien tiene que decidir en qué democracia quiere vivir y de este modo dar contenido al “valor-pluralismo”. Dicho lo anterior, el 20-N ha demostrado que (quizás) nuestra ley electoral no refleja la voluntad (democrática) del pueblo español… – siempre que sigamos el sistema 1 voto-1 persona – por lo que, podría haber cabida para el consenso… (ya que PP no tendría mayoría) pero ¿es el consenso (que no hemos tenido en los últimos 2 años) lo que necesita España? Ahí dejo la pregunta…
muchas gracias por el artículo – da gusto leer PI
Estoy de acuerdo, quizás sea momento de reformar la Ley Electoral y dar preferencia a los partidos medianos; no tanto minoritarios o mayoritarios. Creo que sería una muestra de Pluralismo político que enriquecería la Unidad democrática de este país.