En casi todo el mundo tanto el teléfono como las comunicaciones han sido históricamente monopolios del estado. Sin embargo, a partir de las décadas de los 80 y 90 el mercado se globaliza y comienza a liberalizarse. La llegada de la competencia a la telefonía móvil e internet llegan impulsados por una demanda creciente. Y estos cambios han producido una revolución dentro del sector de las telecomunicaciones.
El aumento del gasto de los usuarios en telefonía móvil ha incrementado los ingresos de las telecos, pero también los bienes y servicios ofrecidos a través de internet son negocio. Lo que argumentan en detrimento de su negocio las telecos es que existe una guerra de tarifas para retener y ganar clientes entre las diferentes operadoras y que hay unos altos costes de mantenimiento del sistema. Vamos, que la red podría llegar a saturarse. También argumentan que los ingresos actuales no aseguran la inversión en el futuro porque las rentabilidades en Europa ya no son tan buenas como en los mercados emergentes.
Lo que argumento yo, es que estas guerras de tarifas han creado verdaderos sistemas monstruo de captación de clientes, reprobables y sucintamente delictivos, tanto para la intimidad de las personas como para el honor. Durante años, las telefónicas y vodafones nos han estado cobrando un internet y un teléfono móvil caro, con trasferencia de datos mala, con un trato personal ajeno y desconsiderado. Y todo ello, con alevosía.
¿Por qué con alevosía? Porque mientras te dicen que no hay rentabilidad futura para sus inversiones en España o en Europa algunas de ellas baten records en recaudación de beneficios, véase Telefónica, cuyo beneficio neto se incrementó un 60% en el último año y supera los 10.000 millones anuales. Ok, sí, vale… 2/3 de los mismos vienen de América Latina.
Por eso, sería de ilusos pensar que las empresas de telecomunicaciones no tienen pensado romper la neutralidad de la red si se les da ocasión para ello; hoy en día, el servicio de imagenio se ofrece por un ancho de banda reservado con el ni siquiera pueden competir Google videos o Youtube, por cierto, también de Google. Las empresas de telecomunicaciones ya empiezan a vislumbrar la “comoditización” de los servicios de internet y el impacto que ello conllevará consigo en sus modelos de negocio. Ya se han cambiado de bando y de chaqueta, saben que por lo que tienen que cobrar en el futuro es por el ancho de banda. Ahora las compañías como Vodafone tienen capada la VoIP en los móviles que regalan por los contratos de permanencia de tres años. Esos con los que te dan un smartphone con banda ancha de internet y minutos de llamadas a cascoporro por 70 euros al mes. Y si consigues descargarte una aplicación de ISP gratuito y la utilizas, ten cuidado, porque te mandarán una factura a casa en la que te cobrarán esos minutos a parte. Al no ser, que codifiques o encriptes tus comunicaciones. A saber…
Por este tipo de cosas es por lo que existe el debate en torno a la neutralidad de la red. Unos son partidarios de una regulación ex ante que imponga ciertos principios sobre la neutralidad de la red, y otros son partidarios de una regulación ex post, es decir, según vaya surgiendo la necesidad. Lo que está claro es que la posibilidad real de que en un futuro lleguemos a un estado de congestión de las redes es probable. De ahí, que haya necesidades de gestionar el tráfico e invertir en nuevas infraestructuras. Y como la sartén está en las manos de las operadoras, estas argumentan que deberían de tener una serie de libertades aseguradas por ley si se quiere que las inversiones en banda ancha continúen. Entre ellas se encontrarían las siguientes:
- Libertad para priorizar los paquetes de datos que circulan por la propia red.
- Libertad para decidir acerca de la posibilidad de reservar capacidad de la propia red.
- Libertad para llevar a cabo integraciones verticales como proveedores de contenidos o aplicaciones.
Sinceramente, me parecen muchas libertades. Libertades en donde hay que hacer muchas matizaciones. No me extraña que desde las asociaciones en defensa de los derechos de los usuarios de internet se esté luchando por preservar el carácter libre y abierto de internet. Un modelo no neutral de la red podría acabar obligando a los usuarios a pagar el acceso a internet por partida doble: primero por el acceso en sí mismo y después por los contenidos y servicios que utilicen. Pero además, podría permitir a las operadoras negociar con los proveedores de servicios la calidad de los mismos en función de una tarifa, peaje, canon o como se quiera llamar.
Desde hace años se están sucediendo comportamientos por parte de los proveedores de internet que hacen necesaria una regulación que proteja la innovación, la productividad y el desarrollo de internet en su concepción original.
Internet ya funciona de acuerdo a unas normas, unas normas flexibles y abiertas, las normas del mercado, que quizás necesiten matizaciones, pero a las que no se les puede imponer corsés monopolísticos. Se debería tener en cuenta el desarrollo del mercado en cuanto a competencia y tecnología y redactar una legislación simple y concisa al respecto.
De cara al futuro uno de los mayores retos a los que se enfrentarán los gestores del tráfico en las redes será como descongestionar las redes cuando el crecimiento de las mismas llegue a cifras cercanas a los 400 millones de usuarios que se calcula que habrá en Europa en el año 2014.
Me parece bien que se haga una regulación que establezca como las operadoras deben gestionar el tráfico, pero no se les puede otorgar la capacidad de discriminar ciertos contenidos libre e impunemente.
En mi opinión, es necesaria una legislación sobre la neutralidad de la red y sobre como las operadoras deben llevar a cabo la gestión de los contenidos en internet. Los proveedores de internet no pueden impedir que los usuarios compartan información y conocimiento, en eso consiste la sociedad de la información. Los proveedores de internet deben respetar la libertad de oferta de los proveedores de servicios en internet, y por lo tanto, no pueden favorecer un tráfico sobre otro, ni en su detrimento discriminarlo, si este es de condiciones similares. Y es más, los proveedores de internet deberían dar información detallada y periódica a los reguladores y a las agencias competentes de como se lleva a cabo la gestión de las redes y cualquier infracción debería de llevar consigo cuantiosas multas.
Las operadoras van a hacer todo lo posible por llevarse el mayor trozo del pastel de aplicaciones y descargas en internet, sobretodo con los smartphones. Artículo sublime.
Estoy a favor de una red neutral, sin discriminar a menos que sea contenido peligroso.