Mario Draghi, aupado desde Goldman Sachs a la presidencia del BCE

El Parlamento Europeo y el Consejo han aprobado el nombramiento del que será el próximo presidente del BCE, el italiano Mario Draghi, quien sustituirá al hasta ahora presidente Jean Claude Tritchet a partir del 1 de noviembre del 2011. El italiano tendrá que lidiar con una UE  que no acaba de salir de la crisis de deuda soberana de los países periféricos, cuyo protagonista lleva siendo desde hace ya dos años Grecia. Una Unión Europea que rehuye de ser llamada imperio, aunque tras sucesos como este, la realidad nos acerca cada vez más al término. (Ver principios básicos sobre los que se fundan los tratados de la UE)

Mario Draghi es licenciado por la Universidad de Roma, obtuvo su doctorado en Economía por el Instituto de Tecnología de Massachusetts en 1976 y posteriormente trabajó como profesor de Economía en la Universidad de Florencia desde 1981 hasta 1991. Además, ha sido Director General del Tesoro italiano desde 1991 hasta 2001 y Presidente del Comité Económico y Financiero de la UE. En 1993 fue nombrado presidente del Comité Italiano para las privatizaciones. Se desempeñó como asesor del Banco de Italia en 1990 y fue Director Ejecutivo del Banco Mundial desde 1984 hasta 1990. Draghi posee una larga experiencia corporativa como miembro del consejo de administración de varios bancos y corporaciones (Eni, el IRI, BNL y IMI). En el año 2002 se unió a Goldman Sachs como socio y ha sido Vicepresidente y Director General de la entidad en Europa. El italiano es un defensor del libre comercio y la cooperación entre los EEUU y la UE, su próximo reto será lidiar con las reformas del sistema financiero internacional y con el futuro de la política monetaria de la UE. La cual, como indica el último informe anual del Banco de Pagos Internacionales no se encuentra en su mejor momento, aunque es de suponer que en los próximos años suba los tipos de interés:

Los retos de política monetaria, ya de por sí difíciles, se están intensificando. El mayor riesgo reside en que repunten las expectativas de inflación a largo plazo, y la actual evolución de los precios y el tono de las políticas nos llevan en la dirección equivocada. Conforme disminuye la capacidad productiva ociosa, aumenta la probabilidad de que los incrementos en los precios de alimentos y energía provoquen efectos de segunda ronda sobre la inflación. (Ver noticia relacionada a continuación)

Además, el riesgo de unas expectativas de mayor inflación a largo plazo se intensifica por las políticas monetarias poco convencionales que se siguen aplicando, los enormes balances que acumulan los bancos centrales en las principales economías avanzadas y la percepción de que se puede caer en la tentación de aceptar una inflación elevada para reducir el coste real de los crecientes niveles de deuda pública.

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