Recientemente General Motors anuncio la cancelación del acuerdo de venta de Hummer al fabricante chino Sichuan Tengzhong Heavy Industrial Machines debido al veto del gobierno chino a dicha operación. Desde ese momento Hummer, a falta de un comprador y una oferta de última hora, parece abocada a su liquidación y desaparición siguiendo la triste estela de marcas como Pontiac o Saturn.
La orígenes de esta marca se remontan al vehículo militar multiuso de alta movilidad, más conocido como Humvee, fabricado por AM General Corporation para el ejército de los EEUU desde mediados de los años 80 tras adjudicarse en concurso público el contrato convocado por el departamento de defensa. Pronto el Humvee se gano una apreciada fama entre la sociedad norteamericana por su participación en la operación tormenta del desierto en los 90, aunque la realidad es que la primera intervención militar en la que se uso dicho vehículo fue la invasión de Panamá. A partir de entonces y ante el continuo interés por el vehículo por parte del público y de famosas personalidades, como el actor y actual gobernador de California Arnold Schwarzenegger, la compañía decidió sacar una versión civil del Humvee, denominada H1, que se vendió bajo la recién creada marca Hummer. Esta versión civil seguía manteniendo muchas de las cualidades del vehículo militar, muy útiles en el campo de batalla pero bastante innecesarias para un uso civil especialmente para la gran mayoría de sus dueños que al igual que los compradores de grandes todoterrenos en EE.UU (conocidos como SUV – Sport Utilility Vehicle-) le dan un uso eminentemente urbano o por carreteras asfaltadas. En 1998 General Motors decide comprar a AM General Corporation la marca Hummer haciéndose cargo de la distribución de los modelos H1 fabricados por AM e iniciando el desarrollo de dos nuevos modelos, el H2 y el H3.
El auge de la marca a principios del siglo XXI fue fruto de múltiples factores. Por un lado encontramos las distintas campañas de marketing lanzadas por los responsables de GM que apelaban en gran medida a esa aura patriótica y militar que rodeaba a estos vehículos para atraer a los consumidores. Por otro lado el lanzamiento de los modelos H2 y H3 que aun siendo modelos mastodónticos y desproporcionados en relación a la oferta de la competencia se adaptaban mejor al uso civil con mayores refinamientos y mejores aptitudes en carretera que el H1 que no destacaba ni por prestaciones ni por un comportamiento muy efectivo sobre el asfalto (exceptuando las calles de Bagdad donde se abren paso entre los coches a base de embestirlos como se observa aquí). Pero sobretodo fueron muy importantes los incentivos fiscales para la compra de grandes todoterrenos aprobados durante la primera legislatura del presidente Bush en el 2002 que acompañados por los bajos precios del petróleo existentes en esos primeros años del siglo XXI auparon a su máximo esplendor a la marca que en 2006 vendió 71.524 coches, año a partir del cual sus ventas fueron cayendo hasta las 9.046 unidades de 2009.
El declive de las ventas se inicio con la subida del precio del petróleo y el inicio de las crisis financiera y económica que tuvo un significativo impacto negativo en las ventas de grandes todoterrenos y pick-up’s en EE.UU, iniciándose así un significativo cambio de tendencia en el tipo de vehículos que la sociedad norteamericana buscaba, empezándose a demandar vehículos con menores consumos, mayor aprovechamiento del espacio y más ecológicos en detrimento de otros factores que habían imperado en el pasado como la imagen y la ostentación, que en el caso de los Hummer era desmesurada y desproporcionada que se asociaba en los últimos tiempos a los raperos, “bad boys”, o a los C.S.I Miami. Ante este repentino cambio en el mercado Hummer que no disponía en su gama de ningún modelo que se adaptara a las nuevas circunstancias empezó un rápido declive en sus ventas que termina llevándola a su desaparición. Con la desaparición de Hummer se cierra un capítulo más del mundo de la automoción similar al acaecido durante la crisis del petróleo del 73 con el fin de los muscle cars, a pesar de su descafeinado renacimiento actual en forma de Dodge Challenger, Chevrolet camaro y el incombustible Ford Mustang. Y mientras en Hollywood la última moda son los coches híbridos como el Toyota Prius o los modelos eléctricos como el Tesla Roadster.