“Cuando derribo a un rival, siempre me ofrezco a levantarlo. Le pongo las manos debajo de las axilas y le estiro con fuerza de los pelos. Cuando algún contrario se me acerca demasiado, le agarro por los testículos y le digo con voz suave: ¿Te importaría retirarte un poco?. Si leo en el diario que la mujer de un rival se ha largado con otro, se lo recuerdo oportunamente durante el partido”.
No hace falta presentación, esta actitud chulesca de matón de barrio, y estas palabras, jactándose de sus actos violentos e intimidatorios, sólo podían haber salido de la deslenguada boca de Vinnie Jones. Profeta de la sociedad británica más chabacana, predicaba su sangriento catecismo cada fin de semana en los campos de fútbol ingleses.
La vida no fue fácil para el joven Vinnie, que creció a base de palos en un suburbio de Watford, una ciudad castigada por el desempleo. Esta ciudad es un lugar gris y lúgubre, donde los pubs son el único motivo de ocio. Habitantes de este paraje inglés han llegado a decir que este es el típico sitio que hace que quieras viajar.
Los inicios de Jones fueron como sacados de una novela de Charles Dickens. El adolescente confundido que no veía más allá de los límites de su barrio marginal comenzó a trabajar como peón de albañil. Su aguerrido y conflictivo carácter, le granjeó la disposición perfecta para convertirse en un defensa infranqueable. El balón podía pasar, pero desde luego el jugador acababa en el suelo escupiendo césped. Con esta fama de duro irreductible, tuvo su primera oportunidad como profesional en el Wimblendon. Ya con el sobrenombre de ‘el hacha’, prosiguió segando piernas durante diez años más, hasta que puso punto final a su carrera como futbolista. Clubes como el Wimbledon, el Sheffield y el Chelsea le tuvieron en sus zagas repartiendo ‘leña’.
Lo más interesante de Vinnie Jones no es sin duda su traumática infancia, sino las infinitas perlas que ha dejado durante toda su vida. Muy recordado en el Reino Unido fue el incidente con otro chico malo como Paul Gascoigne. El Watford se enfrentaba al Newcastle de Gazza, y Vinnie se encargó de marcar a la estrella local. ‘El hacha’ volvió a hacer honor a su nombre, arreando a Gascoigne cada vez que se le ocurría respirar. Le derribó 14 veces, le escupió en la cara, le amenazó de muerte y como colofón le agarró con violencia los testículos. Tiempo después, el angelito declaró, que le costaba creer que Gascoigne pudiera seguir utilizando los testículos después de haber probado sus manos.
En 1988, Vinnie afrontaba la posibilidad de lograr su primer título. Sería la final de la Copa Inglesa (FA Cup), que les enfrentaba al legendario Liverpool. Nuestro hombre no iba a dejar escapar esta oportunidad. Había que ganar, ya fuera por lo civil o por lo criminal. En los primeros compases del partido, Vinnie le hizo una brutal entrada al crack de los reds, Steve McMahon, al que se le quitaron repentinamente las ganas de seguir jugando. Sus propios compañeros declararon, que cuando vieron la tremenda falta, supieron que McMahon había sido neutralizado y que sus probabilidades de ganar la copa habían terminado.
Jones también tiene el deshonroso privilegio de ser el futbolista en recibir una tarjeta amarilla en el menor tiempo, cinco segundos. Además de tener en sus vitrinas el ‘premio’ al mayor expediente de sanciones de toda la historia del fútbol inglés. En otra ocasión, tras una falta del escocés Kenny Daglish, le dijo, “hazlo otra vez y te arranco la oreja y luego escupo dentro”. Como veis, ‘el hacha’ no reparaba en lindezas.
No contento con la violencia gratuita que repartía cada fin de semana, se le ocurrió comercializar un vídeo con sus ‘mejores’ actuaciones, permitiéndose incluso el lujo de adoctrinar a sus discípulos en el arte de la retaguardia. Codazos, cabezazos, escupitajos y entradas de vértigo, eran su práctica habitual. Este vídeo se vendía en el Reino Unido en las estanterías de deportes de contacto, como el boxeo o las artes marciales. El momento estelar de esta recopilación, es un piquete en los ojos a un jugador del Watford, que recibió el galardón de escena del año en el mercado negro de Londres.
En este momento, fue cuando empezó su carrera detrás de las pantallas. Tras su retirada de los campos de fútbol, su reconocida fama le procuró un papel en la película Lock & Stock and Two Smoking Barrels, del director británico Guy Ritchie. ‘El hacha’ volvió a hacer lo que mejor sabe, ‘dar cera’. Encarnó con desparpajo el papel de un matón a sueldo recaudador de deudas. La película fue un éxito en las islas británicas y Vinnie salió muy bien parado en las críticas.
A partir de ahí, Guy Ritchie volvería a contar con él para su película Snatch, donde compartiría cartel con todo un Brad Pitt. Vinnie volvió a lo de siempre, sicario vestido de cuero y con cara de pocos amigos. A estos títulos le seguirían otras películas como Mean Machine o Operación Swordfish, así hasta 23 títulos. Su marcada fama de marrullero jamás le abandonará, encasillándole en el papel de malo de película.
Jugó con Gales, pero poco