Se me ocurrió en el avión

244025Estaba en el avión dispuesta a echar una siesta. Hubiera estado muy bien tener al menos una hora, o incluso mejor, dormir durante todo el vuelo. La semana había sido muy dura y no había tenido tiempo casi ni de descansar ni de comer. Me dije a mi misma que era el momento perfecto para recuperar el sueño perdido, y hubiera sido así si no llega a ser por el niño travieso que me tocó la lado. No paraba de preguntarle a su madre: ¿cuándo vamos a llegar, mamá? Y su madre repetía todo el rato: vamos a llegar muy pronto, cariño.

-Quiero ir a dar un paseo, vamos a la calle.

-No podemos salir a la calle. Estamos en un avión.

– Quiero correr, ¿no puedo?

-No, no puedes, tienes que esperar.

-Yo no quiero esperar.

En realidad yo me preguntaba: ¿por qué esperar? ¿por qué siempre elegimos el camino más fácil? ¿por qué no ir con el niño a caminar por el pasillo de un lado a otro? ¿por qué no explorar con él la estructura del avión?

-Mira esta foto, le dijo la madre cogiendo la tarjeta de instrucciones de seguridad para desviar su atención.

En ese momento, el niño se sumergió en el estudio del régimen de las aeronaves.

-¿Dónde está esto?, le pregunto a su madre señalando a una figura de la imagen.

– No lo sé, tendrás que encontrarlo tú mismo.

Entonces el niño, obediente, se volvió a sentar para seguir explorando el documento que tenía entre sus manos.

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Yo me tuve que morder la lengua viendo como esa madre había dejado pasar una oportunidad así. Es estupendo que un niño muestre interés por algo. Seguro que cuando el niño tenga que estudiar geografía en el colegio no pondrá tanto interés. La curiosidad surge solamente cuando existe un interés general por conocer el mundo que nos rodea. ¿ Por qué no estudiar geografía aquí y ahora en el avión cuando las ciudades están debajo de nosotros? En los monitores de la cabina estamos viendo las ciudades que sobrevolamos. Esto sería muy beneficioso para el desarrollo del niño ya que empezaría a ser consciente de los límites de su propio mundo.

Ese día, una parte más grande del mundo le pertenecía. Estaba debajo de sus pies. Solo necesitaba un poco de ayuda para descubrirlo. Estudiar la estructura del avión con él, delimitar un pequeño espacio donde se sienta seguro, y luego mostrarle en el monitor cómo ese pequeño espacio o mundo que él conoce se puede ampliar, enseñándole la ciudad por la ventana y los límites de esa ciudad en el monitor de la cabina.

Cuando estas en un avión sentado al lado de una persona de distinta nacionalidad, tienes una magnífica oportunidad de hablarle a tu hijo sobre poblaciones y naciones, y enseñarle que aunque procedamos de lugares distintos no hay ninguna razón para los conflictos. En esos momentos, tienes la oportunidad de sentar una base en la percepción que tendrá tu hijo sobre las culturas extranjeras.

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Alina Radchenko “aprendiendo” junto a una niña

De hecho, ¿qué otra cosa puede ser más fácil? Sólo tienes que prestar atención a las señales que tu bebé te manda. Por ejemplo, si el niño quiere jugar al escondite, coge un juguete, escóndalo, y dele al niño un plano de la habitación señalándole un lugar secreto. Seguro que esto despierta en él interés por la navegación terrestre e incluso le proporcionaría sentido de la orientación.

El matemático ruso Vladimir Arnold, hijo y nieto de científicos, habló en una ocasión de cómo un profesor le había dicho a su madre que no podía dejar que su hijo pasara de curso porque no se sabía la tabla de multiplicar de memoria sino que sumaba los números mentalmente en lugar de multiplicar. El profesor quería que Vladimir memorizara la tabla de multiplicar como todos sus compañeros, con un aprendizaje automático en lugar de respetar la forma individual que el niño tenía de aprender, por lo que la abuela de Vladimir ayudó a su nieto a representar el papel delante del profesor obligándole a memorizar la tabla de multiplicar.

Ahora en este avión, la madre sigue leyendo una revista y el niño sumergido en el estudio de ese manual de instrucciones del avión.

¿Cuantos de nosotros estamos desarrollando empleos que no nos gustan y en los que no podemos desarrollar todo nuestro potencial por la sencilla razón de no haber sido estimulados desde pequeños para que encontráramos aquello en lo que verdaderamente somos buenos y nos hace felices?

Todos tendríamos que aprender a “seguir al bebé” (Follow de baby), su futuro depende de nosotros, especialmente de padres y educadores.

Alina Radchenko

Presidenta de Generation 2030

Alina Radchenko es fundadora y líder de la iniciativa internacional “Generation 2030”: el Mañana será Hoy”, creada para dirigir algunas de las estrategias claves del desarrollo global, que incluyen temas como la demografía, la migración, la educación, la salud, el medio ambiente, el progreso social y las normas de la actividad empresarial, teniendo en cuenta las necesidades e intereses de los niños de hoy.

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