El malabarista de Bombay

Cuando Salman Rushdie estaba terminando la novela Los versos satánicos, su hijo Zafar le hizo prometer que se olvidaría de los adultos y escribiría un libro para niños. El resultado:  Harún y el mar de las historias. El factor inesperado fue que el autor anglo-indio escribió esta fábula luminosa en la clandestinidad. El 14 de febrero de 1989 el ayatolá Jomeini, líder religioso iraní, condenaba a Rushdie mediante un edicto a ser ejecutado por atentar contra el Islam. Así Harún… es una obra especial dentro su universo narrativo. En las palabras del propio Rushdie “No podría haber escrito una novela para adultos. Carecía de distancia, de calma. Tenía que cumplir la promesa que hice a Zafar porque era lo único que podía hacer por él. Ese era el látigo con que me flagelaba. Me daba energía para hacer algo tan raro como escribir un cuento de hadas en medio de una pesadilla. No hay nada más absoluto que una promesa hecha a tu hijo. Es inquebrantable.”

El resultado es una historia repleta de personajes fascinantes donde la imaginación del autor se dispara para describir las aventuras de Rashid Khalifa, un narrador de historias que un día pierde su verba inflamada. Su hijo Harún se empecina en recuperar el don de su padre y para ello viaja al Mar de las historias. El espíritu salvador se sobrepone a las adversidades. Resuena Harún y su meta “No me gusta pensar que todos los hermosos cuentos del mundo se echen a perder para siempre jamás”

Páginas pobladas de aventuras, seres únicos, palacios, pájaros parlantes, ejércitos alocados, una historia de amor, la lucha de la palabra contra el silencio. Todo con los ecos de Las mil y una noches resonando de fondo. Y una prosa que abreva en la tradición elegante y satírica del Swift de Los viajes de Gulliver.

Vence la visión de Rushdie. No hay posturas maniqueas, no hay mundos dominando y anulando a otros. Hay complemento, integración, suma, riqueza en la diversidad. Como dice Carlos Fuentes en una carta a su amigo Salman “Como todo gran escritor, tú has venido a recordarnos que necesitamos al extraño para completarnos a nosotros mismos. Tú nos dices que nadie, por sí mismo, puede ver la totalidad de lo real. Y que sólo somos únicos porque existen otros, diferentes de nosotros, que con nosotros ocupan el lugar y la hora del mundo”

Y Rushdie el perseguido, el condenado, el vapuleado, el escapista eterno, habla a través de Harún en un pasaje de libro “Siempre me pareció que contar cuentos es también una especie de malabarismo. Mantienes en el aire un montón de relatos diferentes y los haces girar, y si eres bueno no se te cae ninguno. O sea que hacer malabares puede ser un poco como contar cuentos.”

Un escritor exuberante cuyo único enemigo declarado es el fanatismo.

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