Ancho mar de los Sargazos o la escritura como salvación

Cuenta la editora de Jean Rhys que cinco años después de publicada esta obra clave de su literatura la novelista le espetó sin rodeos “Hay algo que siempre he querido preguntarte ¿Por qué me dejaste publicar ese libro?”. Diana Athill preguntó indignada qué quería decir con aquello. “No estaba terminado” dijo la dama de las letras británicas. Luego le señaló la existencia, en el libro, de dos palabras innecesarias. Así de perfeccionista era esta hija de galés y criolla nacida en la isla de Dominica. Ese punto del mapa que los británicos incluían en su imperio.

Siempre convencida del valor de la escritura como arma para ahuyentar la desdicha Ella Gwendolen Rees Williams (tal su verdadero nombre) era según sus palabras “inadaptada, un poco rebelde, contra la corriente”. A los dieciséis años se trasladó a Londres, en dónde vivió los vaivenes de la primera guerra mundial. Más tarde contrajo matrimonio con un poeta holandés y durante un tiempo recaló en varias ciudades europeas rodeada de la bohemia artística. Escribe un primer libro de relatos bajo el ala de Ford Madox Ford quién destaca su singular sentido de la forma. Más tarde llegarían cuatro novelas seguidas. Siempre con protagonistas femeninas que parecían ser reflejo de la mano que las creaba. : “Creo que escribo sobre mí misma, porque eso es lo único que verdaderamente conozco”. Después se desvaneció de la escena literaria y muchos la dieron por muerta.

Hasta ese día de 1966 en que Ancho mar de los sargazos se editó. Habían pasado casi treinta años de ostracismo literario, varios matrimonios frustrados, un aborto y una familia conflictiva dispersa en tres continentes. Y Jean resucitó en la piel de su personaje Antoinette Cosway. Una heredera criolla de principios del siglo XIX, odiada por los esclavos recientemente liberados, alienada, , presa de un matrimonio asfixiante. Rhys reconstruye así la vida de Bertha, el personaje de Jane Eyre en Cumbres Borrascosas, que prende fuego la casa y se suicida. Divide la novela en tres partes. La primera y tercera narradas por la conflictiva criolla. La del medio por el esposo relatando su llegada a las Antillas, el matrimonio y el posterior fracaso. Todo con el trasfondo, evocado con maestría, de Jamaica y Dominica. Dos de las llamadas “Perlas del Caribe”.

Es admirable esa capacidad de no caer en el exotismo fácil, en el dramatismo retorcido. Narra lo oscuro combinado con la poesía más delicada. Hasta creemos esa respuesta que Rhys da cuando le preguntan sobre el carácter biográfico de un pasaje de la novela: “Es algo que tal vez haya ocurrido” La imaginamos anciana, en ese último reportaje, rodeada de flores, en su apacible casa de la campiña. Tan cerca del cielo y de la gloria.

Andres Patteta Toledo

Periodista por el Instituto Grafotécnico. Realizó seminarios y cursos de perfeccionamiento en la UCA(Universidad Católica Argentina), UBA , Centro Cultural Rojas, Fundación Constantini. Colaboró en diferentes medios nacionales. También es profesor de Técnicas de expresión oral y escrita en el Centro Profesional Rómulo Raggio. Juriscentrum Abogados  

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