Justo después del escándalo desatado por el caso Florence Cassez que tensó las relaciones diplomáticas entre Francia y México, surge el documental Presunto Culpable que se estrenó en estos días en las carteleras de algunos estados de la república mexicana. El documental ha causado gran revuelo entre la sociedad mexicana que ignoraba como se procesaban judicialmente los casos en México hasta que dos jovenes abogados, Roberto Hernández y Layda Negrete, estudiantes de doctorado en la universidad de Berkeley consiguieron el permiso de las autoridades mexicanas para hacer lo impensable hasta ahora: Introducir cámaras en el juzgado y en la prisión para documentar de manera gráfica lo que sucede en las entrañas de un juicio en México. En este caso quedaron de manifiesto las deficiencias y contradiccciones del proceso judicial que tuvo Antonio Zuñiga sentenciado a 20 años de prisión y cuyo único delito fue tener la mala suerte de estar en el lugar y el momento incorrecto. Lo trágico de este documental es que abre la puerta para que la sociedad voltee hacía otros casos que se han tratado de igual o peor manera solo que sin el beneficio de tener camaras que exhiban las inconsistencias de sus procesos. Tal es el caso de Roberto García López, interno recluido en el penal de Mérida Yucatán quién ha pasado 14 años de su vida recluido en prisión luchando contra un sistema judicial que le niega, al igual que en el caso de “Toño” el protagonista de Presunto Culpable, el acceso siquiera al juez que lo procesa, solo que la condena que le espera a Roberto García López es mucho peor: 5 cadenas perpetuas y extradición a los Estados Unidos.